lunes, 25 de abril de 2011

Jorge Larrosa

FRASES TOMADAS DEL TEXTO "LITERATURA, EXPERIENCIAS Y FORMACIÓN"

“La primera cara de mi tema, eso de la lectura como formación, sería intentar pasar esa misteriosa actividad que es la lectura como algo que tiene que ver con aquello que nos hace ser lo que somos”.  





“La imaginación, como el lenguaje, produce realidad, la incrementa y la transforma”. 



“Todo ese aparato de distinciones y jerarquías entre lo subjetivo y lo objetivo, lo real y lo imaginario, la esencia y la apariencia, etc., no es más que un mecanismo para controlar la capacidad productiva y creadora del lenguaje.”




“Pensar en la lectura como formación supone cancelar esa frontera entre lo que sabemos y lo que somos, entre lo que sabemos (y que podemos conocer) y lo que nos pasa (como algo a lo que debemos atribuir un sentido en relación a nosotros mismos).


“Es el hombre que reduce todo a su imagen, a su medida; el que no es capaz de ver otra cosa que a sí mismo; el que lee apropiándose de aquello que lee, devorándolo, convirtiéndolo todo otro en una variante de sí mismo; el que lee a partir de lo que sabe, de lo que quiere, de lo que necesita; el que ha solidificado su conciencia frente a todo lo que la podría poner en cuestión.”
“La vida humana se ha hecho pobre y menesterosa y el conocimiento moderno no es ya el saber activo que alimentaba, iluminaba y guiaba la vida de los hombres, sino algo que flota en el aire, estéril y desasido de esa vida en la que no puede ya encarnarse.”




Un libro debe ser el hacha que quiebre el mar helado dentro de nosotros “. 
 Tomando a Jorge Larrosa, lo es en la medida en que “la lectura nos forma, nos de-forma, nos trans-forma) ese mar helado que constituye nuestra subjetividad. No es posible ser el mismo tras una lectura que constituya un verdadero ejercicio de formación ya que esa misma idea de formación implica en sí un cambio, una adición, una sustracción, cualquier tipo de modificación de lo ya existente que no necesariamente está ligado a algo positivo desde el trivial concepto postmoderno del entretenimiento más sí lo está con el concepto de “vivir humanamente” y de llegar a la “excelencia” en todos los ámbitos de esa humanidad lo que puede ser un doloroso sufrimiento. Ese rompimiento que trae la lectura es “algo así como un devenir plural y creativo, sin patrón y sin proyecto, sin una idea prescriptiva de su itinerario y sin una idea normativa, autoritaria y excluyente de su resultado, de eso que los clásicos llamaban “humanidad” o llegar a ser “plenamente humano”. La lectura, por medio de la escucha, es entendida como una experiencia en tanto es algo que nos pasa y, en ese sentido, no nos deja inmunes, nos transforma, nos forma, nos conforma y nos informa, pero dejando de ser aquellos que éramos, quebrando nuestro helado mar.  Esas lecturas son las experiencias que nos van pasando y nos van haciendo quienes somos, claro está, si nos permitimos también padecerlas y no sólo consumirlas.  Esta lectura como una experiencia de formación puede verse como una analogía del hacha que rompe ese mar helado interior en la medida en que para todos el hacha ha de ser diferente, ha de caer de diversa forma en aras de romper esos infinitos mares helados posibles que constituyen el interior del ser humano, sin posibilidades de predicción o previsión.  Pero también implica un riesgo, un peligro en tanto ese quiebre puede ser cómo el fármaco, el viaje o la traducción descritos por Larrosa. Asumamos, pues, el riesgo, permitámonos romper nuestro helado mar.

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